Uno de los productos financieros más demandados en las entidades bancarias son los préstamos hipotecarios. Es una manera de financiar la compra de una vivienda cuando no dispones del dinero suficiente para hacerlo. Sin embargo, a la hora de hablar de hipotecas, se pueden identificar varios tipos dependiendo del criterio que se siga.
Tipos de hipotecas en función del tipo de interés y la cuota
Dos de los criterios que se pueden utilizar para clasificar las hipotecas son el tipo de interés y la cuota. Según el primer criterio, se clasifican en hipotecas a tipo fijo (cuando el tipo de interés no varía en todo el periodo de vigencia de la hipoteca), a tipo variable (el tipo de interés varía cuando lo hace el tipo de referencia hipotecaria) y a tipo mixto (una parte del interés puede variar cuando lo hace el tipo de referencia, mientras que otra parte del interés es fija).
En función de la cuota, las hipotecas se pueden clasificar en cuota constante, en la quepagas lo mismo durante el periodo que transcurre entre cada revisión semestral o anual del tipo de interés; cuota blindada, donde la cuota se mantiene constante aunque tiene un tipo de interés variable, ya que cambia el plazo; cuota final, cuando una parte de la hipoteca se paga en un único plazo final; interest only, cuando no se amortiza capital y las cuotas corresponden únicamente a los intereses, y cuota creciente, en la que la cuota aumenta cada año un porcentaje fijo.
También se clasifican por el tipo de cliente, de inmueble y su naturaleza
Otro criterio que se usa para clasificar las hipotecas es el tipo de cliente al que van dirigidas. Si tienes menos de 30 años, hay hipotecas específicas para jóvenes que cuentan con unas condiciones más ventajosas. En caso de que no seas residente, las condiciones y exigencias son más estrictas, puesto que no se vive en España. Por último, hay unas especiales para determinados colectivos (funcionarios, empleados de la entidad, etc.).
Según el tipo de inmueble, se dividen en hipotecas de pisos de bancos, hipotecas para viviendas de protección oficial, hipotecas sobre bienes urbanos y sobre bienes rústicos, hipotecas para suelo, hipotecas para adquisición de vivienda habitual e hipotecas para segunda vivienda.
Finalmente, según la naturaleza de la hipoteca, encontramos la subrogación de préstamo promotor (cuando se asume el préstamo que el banco concedió al promotor de la vivienda), subrogación para cambio de banco (cuando se lleva a otra entidad con mejores condiciones), reunificación de deudas (se realiza una única cuota periódica que aglutina todas las deudas y préstamos recibidos), hipoteca inversa (un anciano hipoteca su vivienda libre de cargas a cambio de recibir una renta mensual que complemente su pensión) e hipotecas de divisas y multidivisas (los pagos se realizan en función de otra moneda distinta del euro, pero corres el riesgo de acabar pagando más de lo esperado si el tipo de cambio es desfavorable).
Estos son los tipos de hipotecas que existen. ¿Tú cuál tienes?
